Jean-Claude Boisset

Jean-Claude Boisset creó su pequeña bodega junto a Gevrey-Chambertin a principios de los años 60. Se instaló en el corazón de Nuits-Saint-Georges, en un antiguo convento de las Ursulinas. El espíritu de la bodega se resume en tres palabras: origen, pureza y elegancia.

Grégory Patriat se incorporó a la bodega y, en 2002, se convirtió en el «vinicultor» de Jean-Claude Boisset. De hecho, concilia el arte de la vinificación y el del cultivo, el nexo entre el vino y la viña, aquel por quien nace el vino. Grégory tiene el gran lujo de poder elegir sus uvas. Trabaja en simbiosis con «sus» viticultores, los mismos que aceptan sus drásticas condiciones de selección y sus exigencias desmesuradas. En la viña, las peticiones son muy precisas: control de los rendimientos, desbroce, vendimia en verde, cultivo ecológico influyente.

Jean-Claude Boisset elabora vinos auténticos, en los que la mano del hombre se ha hecho lo más discreta posible; los vinos son concentrados, redondos y, por supuesto, expresan su terruño. El hombre se borra, la tierra habla.