Saint-Pourçain

El viñedo de Saint-Pourçain, uno de los dos viñedos de Auvernia, está relativamente alejado de los demás viñedos de Francia. De hecho, Saint-Pourçain depende del viñedo del Valle del Loira, cuya denominación más cercana se encuentra a unos 150 km. Se trata de una viticultura omnipresente, que ha sabido evolucionar con los tiempos gracias a una dinámica única, un terruño específico y un auténtico saber hacer. Solo cuenta con 17 productores y una bodega cooperativa que abarca las 640 hectáreas de la denominación. 

La denominación se extiende por 19 municipios, sobre tres grandes tipos de suelos: sobre terruños arcilloso-silíceos o arenas del Bourbonnais, que dan vinos muy aromáticos, redondos y especiados. Al oeste del viñedo, los terrenos graníticos, de origen eruptivo (esquistos, gneis) y modelados por el río «La Bouble», aportan a los vinos un sutil equilibrio. Son frescos y estructurados. Por último, los terrenos arcilloso-calcáreos, procedentes del río «Sioule», es decir, el centro y el sur del viñedo de Saint-Pourçain, aportan a los vinos notas florales y afrutadas, una agradable redondez en boca, un buen equilibrio y una buena persistencia.

Los vinos blancos de la AOC Saint-Pourçain tienen un carácter muy marcado. Su particularidad: la original mezcla de Chardonnay y Tressallier, a la que se puede añadir Sauvignon. El Tressallier aporta unos aromas primarios extraordinarios que recuerdan a los de la variedad Viognier. Los vinos tintos de la AOC Saint-Pourçain nacen de la alianza entre la Gamay Noir y la Pinot Noir, que aportan a los vinos estructura, frescura, frutosidad y tipicidad.

Un viñedo ilustre

El viñedo de Saint-Pourçain es probablemente uno de los más antiguos de Francia. La presencia de la vid se remonta a mucho antes de la llegada de los romanos. Se cree que fueron los fenicios quienes la introdujeron y plantaron en el hexágono.

Desde la Edad Media, Saint-Pourçain es un viñedo famoso por sus vinos blancos. Muy apreciado en la corte de los reyes de Francia, el vino blanco de Saint-Pourçain, fresco y afrutado, deleita a la familia real y a las élites. El escudo de armas de Saint Pourçain sur Sioule da fe de ello con la presencia de la flor de lis acompañada de un barril. Por iniciativa de Felipe el Hermoso, se creó el primer concurso nacional de vinos de Francia, denominado por los historiadores «la batalla de los vinos de Francia». Posteriormente, la dinastía de los Borbones no dejó de promover el viñedo tanto en la corte como en toda Francia.

Zona de producción y naturaleza de los suelos

Desde 2009, Saint-Pourçain cuenta con una AOC y la etiqueta europea AOP. La zona de producción se encuentra en la orilla izquierda del Allier, en la confluencia de los ríos Sioule y Bouble. El viñedo, con una superficie de 540 hectáreas, se extiende por 19 municipios del departamento de Allier. Los suelos, principalmente arenosos o calcáreos y, en ocasiones, graníticos, nutren el terruño particular de este vino ligero, delicado y afrutado, y producen unos 25 000 hl/año.

Diversificación

Además del vino blanco Saint-Pourçain, los viticultores apuestan ahora por el vino tinto Saint-Pourçain. El uso mayoritario de la variedad gamay noir à jus blanc y pinot noir aporta sabor y personalidad a este vino fino y delicado. Estas variedades se complementan con la chardonnay, la tressallier, una variedad típicamente local, y la sauvignon, originaria de los vinos del Loira.

Características

El viñedo produce actualmente vinos blancos, rosados y tintos, además de una producción limitada de vinos dulces y elaborados según métodos tradicionales.

El vino Saint-Pourçain se divide en tres grandes categorías:

• Los tintos, de un bonito color rubí con reflejos vivos, desarrollan una rica paleta mineral. Se reconocen aromas de especias, grosellas y sotobosque. En boca son ligeramente tánicos, con un final picante. 

• Los blancos tienen un bonito color amarillo parecido al oro, pero más pálido, con algunos reflejos verdes. Este vino revela notas florales, especialmente de acacia, y afrutadas, en las que se reconocen el melocotón y el pomelo. Es fresco y afrutado en boca. 

• El rosado, de color pálido con matices amarillo anaranjados, desprende aromas de pera y pimienta blanca que se aprecian fácilmente en boca.

Degustar un Saint-Pourçain es, ante todo, descubrir un viñedo único y prestigioso. Un viñedo secreto que revela vinos auténticos y ligeros con un sabor afrutado.