Toro

El origen de los vinos de Toro es anterior a la colonización de España por los romanos. En la Edad Media y posteriormente, los vinos de Toro llenaban las bodegas reales y los barcos que partían hacia las tierras del Nuevo Mundo. En el siglo XIX, se exportaron grandes cantidades a Francia para cubrir el déficit dejado por la filoxera. En 1987, la denominación fue objeto de una protección regulada mediante la concesión de la famosa etiqueta «Denominación de Origen».

El terruño de los vinos de Toro se encuentra al sureste de la provincia de Zamora, al oeste de la región de Castilla y León. La zona de producción de vino regulada por la DO Toro se extiende sobre 62 000 hectáreas. El suelo está compuesto por sedimentos, arcilla y conglomerados calcáreos. El clima de la denominación Toro es de tipo continental, extremadamente seco e influenciado por el Atlántico.

La variedad de uva típica dela denominación Toro es la Tinta de Toro, que se utiliza principalmente para la elaboración de vinos tintos junto con la Garnacha. Estos vinos pueden ser Crianza, Reserva o Gran Reserva, según la edad y el tiempo de envejecimiento en barrica de roble. Los vinos blancos de Toro utilizan principalmente Verdejo y Malvasía. La denominación también produce vinos rosados compuestos por mitad de Garnacha y mitad de Tinta de Toro. La fuerza y la riqueza de los vinos de Toro se aprecian al degustar los caldos de las bodegas Liberalia, Sobreno o Elías Mora.