Saint-Estèphe

Las primeras viñas conocidas en Saint-Estèphe datan de la ocupación romana, pero fueron los comerciantes de Burdeos quienes, al elaborar y vender ellos mismos los vinos de Saint-Estèphe, contribuyeron en gran medida a la notoriedad de la denominación. El siglo XIX, marcado por la prosperidad, fue testigo de la creación de las grandes propiedades actuales. El movimiento continúa hoy en día con la agrupación de pequeñas explotaciones.

Saint-Estèphe, tierra de grandes vinos, se encuentra casi en el centro del Médoc, muy cerca del estuario del Gironda; la denominación está equidistante de Burdeos y Pointe-de-Grave. Con 1250 hectáreas, la denominación de origen controlada Saint-Estèphe es la más importante de las seis denominaciones comunales del Médoc. La producción anual puede alcanzar los 60 000 hectolitros. Todas las familias de crus están representadas (5 Crus Classés, 45 Crus Bourgeois, 25 Crus Artisans y otros Crus). Su suelo se caracteriza por la notable diversidad de la composición de sus capas, consecuencia de su relieve accidentado, y por un excelente drenaje natural. Está salpicado de cuarzo y guijarros, mezclados con una tierra ligera y arenosa en la superficie que confiere a los vinos una finura muy particular. En cuanto al subsuelo, está formado por la famosa caliza de Saint-Estèphe, que aflora al oeste del municipio. Los Saint-Estèphe se elaboran principalmente a partir de Cabernet Sauvignon combinado con Merlot y Cabernet Franc.

Gracias a unas condiciones climáticas y geológicas ideales, los vinos de Saint-Estèphe se caracterizan por sus sólidas cualidades y su robusta constitución. Esto les permite envejecer durante mucho tiempo conservando su juventud y frescura. Marcado por un subsuelo más arcilloso que el de otras denominaciones comunales ribereñas, el vino adquiere aquí una tipicidad indudable.

La mezcla de los vinos de Saint Estèphe se compone principalmente de Cabernet Sauvignon (50 %) y Merlot (40 %), que se completan con Cabernet Franc (7 %) y Petit Verdot (3 %). 

A la vista, un Saint-Estèphe presenta un bonito color rojo oscuro. Con su rico bouquet, destaca en boca por su gran longitud y su estructura sólida. Refinado y elegante, el Saint Estèphe se caracteriza sobre todo por la gran finura de sus aromas, entre notas de fruta madura (casis) y notas florales (violeta), a las que se suman notas de moka, vainilla, especias y regaliz.

Aunque pueden disfrutarse jóvenes, los vinos de Saint Estèphe son más bien vinos de guarda (incluso de larga guarda) gracias a su excepcional capacidad de envejecimiento. Un envejecimiento de entre 5 y 50 años les confiere, además, frutosidad y redondez.

La denominación Saint Estèphe solo cuenta con 5 Grands Crus Classés en 1855: el Château Montrose, el Château Calon Ségur, el Château Lafon-Rochet, el Château Cos Labory y el Château Cos D'Estournel, famoso por sus bodegas coronadas por pagodas de inspiración asiática. Estos prestigiosos châteaux también producen un segundo vino a partir de viñas jóvenes, lo que permite disfrutar de un excelente Saint Estèphe a un precio asequible.

La AOC Saint Estèphe incluye otros grandes vinos, entre ellos los «Crus bourgeois», una mención otorgada a los vinos de Burdeos de gran calidad que no fueron clasificados en 1855. Entre los Crus Bourgeois excepcionales se encuentran los vinos del Château Ormes de Pez, los del Château Phélan Ségur o los del Château Haut Marbuzet, situado entre el Cos d'Estournel y el Château Montrose. El vino del Haut Marbuzet es especialmente rico, profundo y cálido.

¿Qué comer con un vino de Saint Estèphe? Al tratarse de un vino tinto con gran potencia tánica, marida perfectamente con carnes rojas como, por ejemplo, el chuletón de ternera. También combina muy bien con cordero, liebre, aves de caza (faisán, paloma, perdiz...), aves de corral o platos a base de setas. Para disfrutar plenamente de los aromas de este vino famoso en todo el mundo, se recomienda servirlo a una temperatura comprendida entre 15 y 18 °C.