Pouilly-Fumé

El Pouilly-Fumé blanco: un vino vivo y afrutado

El Pouilly-Fumé nace a orillas del río más grande de Francia, en los alrededores de Pouilly-sur-Loire (cerca de Nevers). Es un vino cargado de historia, quizás uno de los más antiguos de Francia, ejemplo paradigmático de los vinos blancos secos con carácter. Denominación de Origen Controlada desde 1937, sus primeros vestigios históricos se remontan al siglo V. En la Edad Media, los benedictinos locales lo utilizaban como vino de misa, pero fue a finales del siglo XVIII cuando comenzó su éxito comercial. De hecho, el Pouilly-Fumé, niño mimado de la viticultura, se benefició en aquella época de la proximidad del Loira para consolidar su reputación gracias a un transporte fluvial fácil y permanente. En estos terrenos geológicamente complejos (caliza, sílex y marga) y orientados al sur, la sauvignon, única variedad de uva del vino de Pouilly, adquiere aromas tan variados como elegantes. Esta elegancia y variedad hacen que el vino blanco Pouilly-Fumé maride a la perfección con numerosos platos de la gastronomía francesa.

Una paleta de aromas excepcionales

El vino Pouilly Fumé es notablemente homogéneo en cuanto a sus características principales. Sin embargo, aunque siempre es seco, afrutado, con aromas cítricos, de menta y helecho, la variedad geológica del terruño depara agradables sorpresas. De hecho, si bien algunos terrenos calcáreos confieren al Pouilly-Fumé un ligero sabor a casis, el sílex presente en algunos lugares también puede darle un sabor más vegetal acompañado de un aroma muy característico a «piedra de fusil». En otros lugares, los terrenos más margosos pueden crear a veces un ligero sabor a narciso. El Pouilly-Fumé es un vino vivo, con un potencial de guarda de unos 5 años, cuyas cualidades gustativas varían según se consuma joven o maduro. Sin embargo, independientemente del momento de la degustación, si se conserva bien, siempre deleitará a los amantes del vino blanco seco.

Pouilly-Fumé blanco y gastronomía

El Pouilly-Fumé es un vino blanco seco. Por ello, su maridaje con mariscos y pescados es sin duda un éxito. En este sentido, cabe mencionar, entre otros, el salmón en todas sus formas, la anguila, las gambas, la raya, el cangrejo y las gambas. Históricamente, y debido a que su cuna se encuentra cerca de Troyes, también se ha consumido siempre con andouillette. En cuanto a la carne, combina mejor con las aves. Por último, en lo que respecta a los quesos, el Pouilly-Fumé expresa mejor todos sus sabores cuando se acompaña de quesos de cabra secos o semisecos.