Saint-Emilion

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Los vinos de Saint-Emilion son mundialmente conocidos por su calidad. Gracias a unos criterios de producción muy estrictos, cada vino es único. Desde 1955, estos vinos están clasificados, una garantía de calidad para los consumidores. La prestigiosa lista se revisa cada diez años. Entre los últimos vinos clasificados en 2006 figuran Château Cheval Blanc, Château Angelus, Château Larcis-Ducasse, Château Pavie, Château Ausone, Château Figeac y Château Valandraud, Château la Dominique, Château Jean Faure y Château Beauséjour-Bécot.

Ojos de rubí y boca larga y sedosa: éstas son sólo algunas de las características de los vinos de Saint Emilion, que figuran entre las denominaciones más prestigiosas. Su riqueza procede de un terruño único y de un saber hacer auténtico que se remonta a más de dos mil años. Existen dos niveles de calidad: Saint Emilion simple y grand cru Saint Emilion.

Es una combinación muy precisa de las distintas variedades de uva que han hecho famoso a Saint Emilion. La Merlot, la variedad principal (60%), se desarrolla en suelos arcillosos y aporta al vino su aroma afrutado, su redondez y su flexibilidad. La Cabernet Franc y la Cabernet Sauvignon, que prosperan en suelos de piedra caliza, grava y arena, se combinan para dar al vino sus ricos taninos y sabores especiados. Las uvas de las zonas bajas y aluviales muestran una delicada sutileza.

Los ingleses apodan a Saint-Emilion el "Rey de los Vinos". La AOC (appellation d'origine contrôlée) abarca varios municipios alrededor de la ciudad medieval de Saint-Emilion. La reputación de los viñedos de Saint-Emilion hace tiempo que traspasó nuestras fronteras. Gracias a su carácter excepcional, incluso ha sido incluido en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO como paisaje cultural excepcional. 

Cuatro tipos de terruño caracterizan la denominación Saint-Emilion: una meseta calcárea en el centro del viñedo, suelos calcáreos de textura franco-arcillosa (la "melaza de Fronsadais") alrededor de la meseta, una capa arenosa en el noroeste del territorio y suelos más ligeros a base de grava (gravilla y guijarros aluviales) y arena en el sur, en el valle del Dordoña. Los viñedos se benefician de un clima oceánico templado, con pocas heladas en primavera y otoños bastante soleados. Así, las uvas maduran en condiciones óptimas. 

Desde hace cientos de años, los vinos de Saint Emilion se elaboran con los más altos estándares y, con el paso de los años, han adquirido renombre mundial. Las primeras catas y controles de calidad se realizaron en la década de 1950. Saint Emilion Grand Cru es uno de los grandes crecimientos clasificados de Saint Emilion.

Para obtener la etiqueta Grand Cru, las condiciones son más estrictas que para la denominación AOC Saint Emilion. El rendimiento debe limitarse a 40 hectolitros por hectárea y el vino debe envejecer durante doce meses. La AOC Saint Emilion Grand Cru incluye dos vinos Grand Cru Clase A, Château Ausone y Château Cheval Blanc, así como once vinos Grand Cru Clase B.

Saint Emilion es un vino tinto. Tiene un color carmesí, que tiende al granate oscuro cuando tiene algunos años. Las añadas bien maduras desprenden aromas frescos y afrutados, combinados con notas de especias y vainilla discreta, y un toque de sotobosque. En boca, Saint Emilion es un vino con cuerpo, sostenido por taninos finos y apretados y una estructura deliciosamente carnosa. El final es largo y fresco, con aromas de frutos rojos.

Saint Emilion combina bien con todos los platos bordeleses. Es ideal para platos como tournedos, costilla de ternera y entrecot con setas porcini. El acompañamiento perfecto para este vino tinto tánico es el foie gras a la sartén. Con un tournedos de ternera poco hecho, recomendamos un vino joven; el lado poco hecho se verá realzado por los aromas a frutos rojos del vino.

Saint Emilion combina especialmente bien con quesos de corteza blanda, como el Saint-Nectaire y el Brie. En cuanto a los postres, Saint Emilion es perfecto para los postres de chocolate, especialmente el chocolate negro. Frente al amargor del cacao, Saint Emilion se mostrará aterciopelado y destacarán sus aromas de frutos rojos.

Si se trata de un vino joven, debe decantarse antes de servirlo para que desarrolle todos sus aromas. Los vinos más viejos no necesitan airearse. Basta con descorcharlos dos horas antes del comienzo de la comida. La temperatura ideal es de 18 grados, ideal para los taninos. Se recomiendan copas muy grandes, ya que esto permitirá que el vino gire para liberar sus aromas, mientras que la parte superior de la copa los concentrará hacia las fosas nasales del degustador.

Para las fiestas, no olvide poner en su mesa Saint Emilion y Saint Emilion Grand Cru, que harán las delicias de todos los invitados a una comida gastronómica.