Vinos de Chile

La viticultura en Chile comenzó con la llegada de los conquistadores españoles. La primera vid se plantó en 1541 en Santiago. A principios del siglo XIX, las grandes familias españolas, aprovechando las excepcionales condiciones climáticas, iniciaron la plantación de grandes viñedos para satisfacer la creciente demanda local. A mediados del siglo XIX, se recurrió al modelo francés, sinónimo de calidad, para reestructurar los viñedos. Así se implantaron numerosas variedades de uva aquitanas. La viticultura, poco regulada, ofrece vinos de calidades muy contrastadas. Sin embargo, desde principios de la década de 1990, los viticultores chilenos siguen una política de mejora de sus vinos, con la introducción de técnicas que han demostrado su eficacia en otros lugares.

Chile es un país muy extenso que ofrece climas variados según las latitudes. Así, el norte es cálido, árido y desértico, el valle central disfruta de un clima mediterráneo y el sur tiene un clima oceánico. Se suelen distinguir siete regiones vitivinícolas principales con características diferentes: los valles deAconcagua, Casablanca, Maipo, Limari, Curico, Maule e Itata. Los terruños de Chile están favorablemente situados entre el océano Pacífico al oeste y la cordillera de los Andes al este. El excepcional entorno natural y las condiciones climáticas especialmente propicias para la viticultura han favorecido el auge de los viñedos en el valle central. Descubra también las bodegas Las Niñas y Sena.

Las variedades de uva son de origen europeo. Se han librado del mildiú y la filoxera y están compuestas principalmente por Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Malbec para los tintos, y Sauvignon y Chardonnay para los blancos. También se encuentran Merlot, Cémillon, Riesling, Muscat y Carménère, esta última tiende a convertirse en una especialidad del país. La variedad Païs, típicamente chilena, se utiliza para las producciones locales de menor calidad.

Descubra también un vino original de Chile con la cosecha Las Niñas 2016.