Corbières

La denominación de origen controlada Corbières se extiende desde las puertas de Carcasona hasta la antigua isla de Leucate, desde las primeras estribaciones de los Pirineos hasta los pies de la Montaña Negra. El viñedo de los vinos de Corbières cubre unas 13 500 hectáreas, lo que permite una producción anual de unos 550 000 hectolitros.

El viñedo de Corbières dibuja un vasto cuadrilátero en el que se aprecian las huellas de una agitada historia geológica. Las viñas de los vinos de Corbières se cultivan en suelos predominantemente arcilloso-calcáreos, con variaciones según los terruños: arenisca roja en Boutenac, terrazas pedregosas en Lézignan, margas grises en Quéribus y Serviès, pizarras en las altas Corbières o incluso calizas coralinas en el litoral mediterráneo. La denominación Corbières está sometida a la influencia mediterránea, que se refleja en el este en una vegetación típica de la garriga. Algunos terruños, los más occidentales, sufren la influencia oceánica.

Los vinos de Corbières, producidos en tres colores (tinto, rosado y blanco), proceden de las variedades Carignan (50 % como máximo), Syrah, Garnacha Negra, Lladoner Pelut, Monastrell, Piquepoul Noir, Cinsault y Terret Noir para los tintos y rosados. Los vinos blancos de Corbières se elaboran a partir de Bourboulenc —que aquí se denomina Malvoisie—, Garnacha Blanca, Maccabeu, Clairette, Moscatel (10 % como máximo), Piquepoul, Terret Blanc, Marsanne, Roussanne, Rolle o Vermentino. La vinificación se realiza de forma tradicional para los tintos y los blancos, y mediante sangrado o prensado directo para los rosados. El Château d'Aussières, el Château Vieux Moulin, el Domaine Maxime Magnon o el Château La Voulte-Gasparets dominan a la perfección el trabajo con estas variedades .